Las maravillas de la modernidad.
Encuentro tan difícil despertar hoy como lo fue ayer y como sé que será mañana. Encuentro difícil conectarme al escenario internacional, como un enchufe deteriorado por el tiempo y el descuido. Porque, como tal enchufe, no encuentro forma alguna de desconectarme del espectáculo de las maravillas de la modernidad. Abro los ojos, me conecto y, ante mí, esas maravillas inolvidables: los genocidios de diversos pueblos tatuados en mis retinas, en mi cerebro, que desde ese momento en adelante actúa como un disco duro con datos imborrables. Muevo la antena, me conecto al escenario regional y veo y escucho la hambruna, la discriminación y la pobreza. Jugando con algunos botones aquí y allá, logro llegar al escenario local. Esta emisora es especial, porque no tengo que mirar desde la distancia cómo las maravillas de la modernidad, del capitalismo, borran a otros como yo. En esta emisora, lo presencio.