Corriendo por las calles mientras jadeo;
fuera Ares y su canto de bombardeo.
Fobos y Deimos, entre el aquí y el allá.
Por favor, que paren y que sea ya.
Mis hermanos fueron carne de cañón,
mientras otros bolsos pesan un montón;
claramente, no de conciencia, sino oro.
Y todo lo que queda, un callado lloro.
Se siente el vacío en la casa, en el cuarto, incluso en el balcón.
Se me escapan sonrisas aunque aún siento tu dolor.
No sé si estoy viva o solo es un apagón.
Estoy esperando a que regreses para despedirme de tu amor.
Cuando pregunten por mí
diles que no me encuentro,
diles que en una noche pandémica,
ponderando en el silencio agonizante,
con la muerte de la oscuridad
también murió aquel
quien inconsecuentemente
hacíase llamar como yo.
Caen,
caen
de un afligido mundo
sonoras lágrimas sufridas,
y caen,
caen
ante nuestros inquietos y maltratados pies
las encarnadas gotas que de hermanos escapan.
Años de elecciones.
Sapos y tiradores,
llenan las calles
de falsas ilusiones.
Somos títeres
de su obra de lechones.
Despierta boricua,
ellos son los impostores.