Ojos de amor.
Café sus ojos, contagiosos de amor. Preciosos ojos, que sanan mi dolor.
Café sus ojos, contagiosos de amor. Preciosos ojos, que sanan mi dolor.
¡Oh, tú, que nos escuchas, fuerza obrera, se acerca la revolución! El capitalismo no quiere objeción. El burgués nos quiere entera.
Que traguen sus palabras maliciosas, y sus amenazas odiosas. Seamos la aseveración, pues la unión obrera es la solución.
Canto dulce, pero crudo que en las noches aguarme pudo como memorias conocidas de caricias comprendidas.
Nombrarte puedo y recordarte quiero, pero rostro y voz olvidados hacen de ti anhelos llevados. Pero aun así al día de verte espero.
Entre tablones de márgenes variantes, pueblo perdido. Un arrabal fétido con entradas de cieno.
—Iusef
En un círculo, un lascivo eterno. Agujas en mí, paraíso mal visto. Quimérico químico.
—Iusef
La ansiedad llega por la vía más rápida, la que más vulnerable nos hace, la que más nos castiga, la que más daño nos hace, la que nos causa insomnio, la que nos rodea en forma de burbuja. La vía se conoce como el miedo.
—Monée
Son dueños de mi cuerpo; No puedo decidir lo que quiero. Todos son consejos, pero ninguno con derecho. Todos opinan, me dan la espalda y flores con espinas. Soy un objeto que si desaparezco comienzan los regaños y pretextos. No me quieren, hasta que me muero. Esas son las sabias palabras de mi pueblo.
—Monée
Deshumanizado y cosificado. ¿No es así que fuiste creado? Creador de las mercancías, por luchar nada perderías. De la fábrica sales mutilado; el sueldo te mantiene silenciado. Organizados hay razón, Y luchando verás la unión.
—Iusef
Una bayoneta, dos gritos, y un disparo. Danza del capital.
—Iusef